Dany Cositas/ De Peso
CANCÚN.- ¡Huuuooolaaa chiquitines traviesos! Una vez más nos reunimos en nuestro cuartito oscuro, con esas historias que no pides, pero que necesitas para sacarte todo el se… sentimiento.
Entonces, cierra la puerta, toma lo que necesites tener muy a la mano y disfruta de esta anécdota…
Nos encontramos en el año 2010. Lo sé, ya llovió pero era jovencita de apenas 18 años, (sigo siendo joven).
Imagina una chica de 18 ‘we’: el mero desmauser, con las ganas probar lo prohibido, con amigos con la cabeza muy caliente y el ‘danzakuduro’ sonando. Todo hace clic para caer en las redes del ‘setso loco’, aunque inexperto, pero ¡por algo se empieza!
Estaba ahí su ‘servilleta’ existiendo y loca por experimentar lo que el cuerpo en ebullición reclama. Tenía un noviecito cuatro años mayor que yo porque una ‘chica inteligente’ necesitaba a alguien que tuviera más experiencia, porque ya saben una más loba que la Shakira.
Un día normal y con el calor al mil por ciento, mi ‘masho’ y yo estábamos haciendo cositas ricas y con la sangre aún más caliente porque era noche de ‘setxoo’.
Tenía la entrepierna mojadita y él lo notó, palpó y probó. Sus ojos se pusieron como de perrito jadeando de sed y yo pues… ¿a quién le dan pan que llore? Me dejé hacer.
Sentí su lengua pasando suavemente por mis piernas, subía hasta llegar a mis pechos: dos bultos rosaditos y duritos, ansiosos de unas manos expertas que me hicieran gemir.
Mi piel se estremecía, mi sexo ‘babeaba’ y él lo sabía. Se hacía desear, me hacía sentir el placer con su respiración sobre mi húmeda y calurosa piel hasta que llegó a mi boca para besarme apasionadamente.
De pronto se acerca a mi oído y me pide algo que me pone muy nerviosa. “Quiero darte por el chicloso”. ‘¡Wuay, no mami blue!’, me dije… pero mi mami no crio a una cobarde y yo estaba dispuesta y deseosa de complacer a mi “maxo”.
Así que sin titubear le respondí muy retadora: “Claro que sí, a ver si puedes con estos bombones”. ¡Uffff! Eso sólo lo prendió aún más y ¡Por Dios! Que me voltea salvajemente y me propinó unas deliciosas nalgadas para dejarme claro quien mandaba.
Con esto, en un segundo mi ‘culichis’ queda como él necesita: empinadito y dispuesto para proceder a cumplir su mayor fantasía, mientras tanto, yo flojita y cooperando porque para estas alturas ¡Uf! Hasta yo estaba deseosa.
Debo confesarles que esta historia no termina del todo bien, pues al sentir ‘su cosita dentro de mi centro de reinicio, sentí que algo andaba mal y no estaba equivocada amiguitos, al salir él salió con nutela incluida, ‘omg’ hasta lo caliente se me quitó.
Ésta es mi caliente y triste historia. ¡Hasta la próxima!
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