Don Juan Márquez muestra un mausoleo del panteón Apóstol San Pedro.
Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Don Salvador Velázquez, veterano ex velador de varios cementerios en Mérida, se comunicó con nosotros y nos preguntó si ya habíamos presentado en esta sección el caso de Juan Márquez, quien es uno de los más reconocidos veladores de panteones en Centroamérica, ya que ha tenido varios reconocimientos. Previniendo que no hubiéramos hablado antes del tema, nos mandó un texto que tomó de una página de internet que consideró importante para compartir con los lectores.
Los silbidos y voces de ultratumba que salen del cementerio general Apóstol San Pedro no lo atemorizan, porque asegura que los muertos son quienes lo cuidan en vez de ser él quien los vigile. Don Juan Gregorio Márquez Sagastume lleva 44 años al cuidado de los muertos y asegura que su trabajo lo ha disfrutado desde ese tiempo, porque no le teme a los difuntos.
Con mucha tranquilidad nos llevó a dar un recorrido por el amplio camposanto, ubicado en la 4 y 7 avenidas, 11 y 13 calles del barrio Paz Barahona, en donde se ven sepulcros rajados, cruces oxidadas y algunos arreglos florales que decoran las tumbas.
Durante el camino por ese solitario y silencioso lugar, don Juan, como lo llaman sus amigos, dijo que “comencé a trabajar en el cementerio La Puerta en 1976 y desde hace 26 años soy el vigilante de este camposanto general”.
A sus 62 años de edad, este sampedrano aseguró que para él es normal estar laborando entre los fallecidos y a pesar que mucha gente le diga que ahí asustan, él no cree eso porque no le ha pasado algo paranormal. “Yo he escuchado ruidos, pero no es de pararles bola porque uno anda desempeñando sus labores con mucho temple. Me he quedado vigilando en la noche o cuando me agarra la oscuridad me quedo durmiendo encima de las tumbas y no pasa nada”, manifestó mientras señalaba un mausoleo.
Al cuidador de los muertos se le consultó si había espíritus malignos y respondió: “hay veces que le hablan a uno, le chiflan o quizá son animalitos que le dan vuelta a algo. Cuando siento que me hablan yo me atrevo a ir a ver quién es y no miro nada. Las voces son bien entrecortadas como que son demonios, le pido a Dios que me cuide”.
Mencionó que estando en su lugar de trabajo ha visto personas que han ido a morir al cementerio. “Una vez vino un señor a limpiar la tumba de la mamá y de su hijo, quizá le dio un paro y cayó. Otro caso es que vinieron a matar a una persona en medio de un entierro”, expresó estando sentado en una lápida.
Aunque don Juan escucha voces o silbidos eso no lo atemoriza y hasta asegura que trabaja con serenidad. Estando en medio de las tumbas, don Juan, quien andaba un sombrero de charro y vestía jean azul y camisa ocre, manifestó, entre risas, que “siento que los muertos son los que me cuidan”.
En esa ciudad este hombre es el que más años tiene cuidando a los muertos, su trabajo es remunerado por las autoridades municipales.
