Jorge Moreno/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Yucatán es uno de los estados del país más ricos en cuanto a leyendas; hoy, como cada lunes, hablaremos precisamente de este tema, específicamente en el “nuevo oficio” con el que se empezó a relacionar a los “Huaycot”, es decir los brujos que se convierten en pájaro.
Se dice que como éstos tenían el don de volar, y debido al poco dinero que obtenían de su trabajo honrado, decidieron utilizar esa facultad para robar mercancías en sitios lejanos para posteriormente venderlo a las dueños de las tiendas; es decir negocio redondo.
En al menos diez poblados de nuestro estado (Tixkokob, Peto, Umán, Yaxcabá, Tizimín, Kanasín, Tecoh, etc.), han habido casos de brujos “huaycot” que robaban en diversos lugares para surtir tiendas. El caso más famoso es el que les presento a continuación, aunque de hecho todos los relatos son muy similares en esencia.
Yaxcabá se ubica a poco más de una hora al oriente de Mérida y en el año 2008 viajé ahí por primera vez para investigar sobre la leyenda de una casa en donde había vivido un Huaycot.
Descubrí que la casa se encontraba en el centro, a escasos metros del palacio municipal y la iglesia principal; pude entrevistar a la propietaria de esa casona, la señora María Rodríguez (qepd) quien me confirmó que en el siglo antepasado, cuando existía la esclavitud y nuestro país era dominado por los españoles, un encomendero europeo era el dueño de esa construcción, que era una de las tiendas más prósperas de toda la región.
Tenía un empleado de confianza cuyo hijo –de nombre Marcelo- desde muy joven estudió la magia negra y se convertía en Huaycot, éste le ofreció al español traerle la mercancía que le solicitara (incluso de lugares lejanos como Chetumal) a un mejor precio.
A Marcelo se le hizo fácil robar todo el producto para venderlo al encomendero y así obtener la totalidad de las ganancias en un negocio redondo, pero luego de tanto robar fue descubierto por los dueños de los almacenes y casi fue linchado, de poco le sirvió convertirse en pájaro y emprender el vuelo, ya que fue herido seriamente.
Solo así dejó de dedicarse a robar –lo había hecho durante años- pero como ya había sido reconocido por varias personas decidió huir a sitios lejanos, tras una investigación y rastreo a fondo descubrí que fue a radicar a una hacienda henequenera de Motul, en donde ya se le perdió el rastro y al parecer ya no volvió a cometer sus fechorías, pues no hay reportes policiacos al respecto, sólo se dedicó a trabajar honradamente, muy posiblemente debido a que sentó cabeza, ya que se casó con una joven que conoció en ese municipio.
Y como mencionaba al principio, muchos otros Huayes de otras regiones aprovecharon su don para enriquecerse, con la diferencia que mientras algunos se retiraron o se arrepintieron de cometer actos delictivos, a otros les ganó la ambición y hasta perdieron la vida cuando finalmente fueron “cazados” y asesinados por los policías o dueños de los sitios en donde robaban.
