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Jorge Moreno.- Puebla es una ciudad llena de leyendas, casi en cualquier lugar por sus calles podemos encontrar diversas historias, y la de “La casa del que mató al animal” es una de las que más se conocen.
Allá en la calle del Sagrario, hoy 2 Sur, se encontraba una gran casa señorial que fue en un origen de don Martín Pérez. Posteriormente perteneció a Pedro Carvajal, hombre inmensamente rico y poderoso.
Martín Pérez tenía una bella esposa que murió después de darle a luz a su segundo hijo de nombre Fernando, quien junto con su primogénita Teodora eran su adoración.
La vida de esta poderosa familia parecía perfecta y Teodora estaba cerca de cumplir los 15 años.
Empezaron a surgir los rumores de una bestia monstruosa que devoraba a niños y animales. Las historias mencionaban que la bestia llegaba con las inundaciones de la Malintzi, otros decían que vivía cerca del cerro Tepozúchitl y de la Barranca de San Diego Álamos.
La bestia aparentemente cambiaba de forma, unos decían que era una gigantesca serpiente, otros decían que era un enorme coyote, incluso había quien mencionaba que era una quimera con partes de diferentes animales. Lo que era cierto era que todos le temían.
El día en el que se celebraba una fiesta, la bestia se apareció en la casa de Carvajal. La criatura entró, encontrando a Fernando jugando mientras su hermana Teodora platicaba con un pretendiente. El miedo invadió a la pareja mientras el pequeño de 4 años era devorado.
Carvajal lloró mucho su desgracia y ofreció una cuantiosa recompensa por quien colgara afuera de su casa la cabeza de la bestia. Mandó empotrar en el dintel de su casa una argolla donde pondría su trofeo. Nadie se atrevía, la sola mención de la criatura provocaba miedo en los corazones de caballeros, criollos e indígenas.
El pretendiente de Teodora, que había presenciado junto con ella la triste suerte de su cuñadito, desapareció. Pedro Carvajal se alegró de esto, ya que consideraba al muchacho indigno de su casa. La ausencia del joven se prolongó varios meses.
Un día llego el joven pretendiente cabalgando con la enorme cabeza del monstruo ensartada en una lanza.
Cuenta la historia que el joven fue nombrado noble y Pedro de Carvajal aceptó el matrimonio de su hija. Les cedió una casa, la cual en adelante fue llamada “La casa del que mató al animal”. El pueblo cuenta que esta hazaña ocurrió en la casa que está a contra-esquina del zócalo de la ciudad de Puebla, hoy calle 3 oriente 201.
Detrás de la leyenda
Fray Bernardino de Sahagún en su libro “Historia general de las cosas de la Nueva España” habla de una criatura misteriosa que recopiló de los relatos indígenas.
“Hay una serpiente muy grande que se llama aueiactli; es larga como una viga de 10 brazas (16.7 metros), tiene cascabeles en la cola o eslabones; tiene dientes y colmillos. Es parda obscura con el pecho como amarillo. Se cría esta culebra en las tierras calientes, especialmente en la provincia de Totonacapan. Esta culebra llega a los manantiales y ahí traga y come cuantos peces y animales encuentra.”
La descripción que hace Sahagún de esta criatura es similar a la que obtenemos de la leyenda de “La casa del que mato al animal”, y se puede decir que hay relatos de cazadores de víboras gigantescas en los bosques y cerca de manantiales.
Desde el punto de vista científico no existe una serpiente de ese tamaño, la serpiente más grande encontrada en el mundo fue una anaconda, capturada en río Orinoco, cerca de Colombia, de 11.44 metros de longitud y 285 kilogramos.
Recientemente se encontró en Colombia el fósil de una criatura asombrosa. Se le ha llamado Titanoboa cerrejonensis. Esta criatura, según los paleontólogos, llego a medir 13 metros y pesar más de una tonelada.
