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GUADALAJARA.- Hace casi 100 años, un europeo llegó a México y se instaló en tierras tapatías. Para los lugareños era una persona extraña y reservada, pero su falta de interés en socializar no era lo más inquietante.
Desde la llegada de este hombre misterioso, empezaron a aparecer cadáveres, primero de animales, y luego de humanos, muchos de ellos niños, todos desangrados.
Luego de varios meses, una noche, los pobladores decidieron enfrentarlo, asumiendo que él era el autor de los hechos macabros en el poblado, lo encontraron intentando morder a un lugareño, así que lo sometieron y le clavaron una estaca de madera en el corazón, luego sepultaron su cuerpo bajo una pila de ladrillos.
Años después un árbol creció de entre los ladrillos a partir de la estaca de madera, y decenas de familias aseguran que al cortar sus ramas estas derraman sangre, presuntamente de las víctimas del vampiro.
La leyenda sigue hasta nuestros días y el lugar se ha vuelto muy visitado por turistas nacionales e internacionales.
