Redacción/De Peso
CHETUMAL, Q. Roo.- La pobreza en que viven los jóvenes de la zona maya los obliga a migrar de sus pueblos hacia el norte del estado, donde caen en manos de la delincuencia organizada.
Solo en noviembre y diciembre del año pasado, se registraron seis casos de jóvenes que abandonaron sus poblados en busca de “mejores oportunidades” en la zona norte, dijo el enlace del ejecutivo en la zona maya, Alfredo Caamal. Indicó que también se han dado casos, donde la gente de la zona turística llegan a las comunidades más pobres a buscar jóvenes de entre 18 y 24 años bajos engaños de empleos laborales, cuando en realidad, son otro tipo de trabajos.
“Un porcentaje de jóvenes que van a la zona turística del estado en busca de oportunidades terminan jalados por la delincuencia, y ante la necesidad económica, más fácil caen en las manos del crimen organizado”, reconoció el entrevistado.
Indicó que este fenómeno, que no es nuevo, es un tema delicado en el cual están trabajando, porque son jóvenes productivos y en edad escolar que pierden la oportunidad de continuar sus estudios a consecuencia de la necesidad económica que tienen sus familias.
“Es una cuestión delicada, generalmente son personas que trabajan en la zona turística, los vienen a buscar para trabajar y luego resulta ser otro empleo, y también tenemos que decirlo, se ha reportado a las autoridades, se han tomado cartas en el asunto y esta problemática se está atendiendo para mitigar este fenómeno”, comentó.
Señaló que esta situación se ha dado más en comunidades como Los Chunes, Sabán, Tihosuco, Plan de la Noria, entre otras más alejadas donde se vive pobreza extrema.
Reconoció que no nada más se llevan a los hombres jóvenes, sino también mujeres, aunque con mayor preferencia al género masculino.
No descartó que esté operando una red de trata de blancas en el estado, donde utilizan tanto hombres como mujeres para engancharlos en la delincuencia organizada.
De acuerdo con el Diagnóstico Nacional sobre la Situación de la Trata de Personas en México, las ciudades con mayor incidencia de dicho delito son Tijuana y Mexicali, Baja California; Nogales, Sonora; Ciudad Juárez, Chihuahua; Acapulco, Guerrero y Cancún, Quintana Roo.
