Orville Peralta / De Peso
CANCÚN, Q. Roo.- La ejecución número 63 se registró ayer a las 2:30 de la tarde, cuando Buenaventura Nahuat, de 29 años, embalsamador de una funeraria, fue sorprendido por la muerte, que se escondió en una bala de grueso calibre que se le alojó directo en la cabeza y salió de las fuscas de unos sicarios, hecho que movilizó a los tres órdenes de gobierno, pues el cuerpo quedó acompañado de ni más ni menos que una granada de fragmentación, la cual por suerte no detonó.
La supermanzana 67, entre la Ruta 4 y la calle 30, se tiñó de rojo y llenó de autoridades policíacas de todos los colores y sabores, pues la sangrienta guerra que tienen las bandas criminales que se disputan la plaza una vez más le dio de baja a un fulano, que dicen las malas lenguas andaba en malos pasos, quien fue sorprendido por dos gatilleros que a quemarropa le soltaron dos tiros, de los cuales uno lo privó de la vida.
Se supo que el ahora occiso estaba en el interior de la funeraria donde laboraba como embalsamador y justo a las 2:30 de la tarde se encontró cara a cara con dos sujetos: uno de playera roja tipo polo, pantalón de mezclilla azul, tenis negros con detalles blancos y gorra negra; el otro vestía camisa roja, bermuda blanca de bolsas a los lados y tenis negros, y además se cubría la cabeza.
El tiro fue certero y los pistoleros además tuvieron tiempo de lanzar una granada luego de quitarle la espoleta, la cual quedó a un costado del cadáver del individuo, para luego abordar una motocicleta y huir hacia la avenida Torcasita con rumbo desconocido.
La zona fue acordonada varios metros a la redonda por la peligrosidad de la granada, que fue desactivada y retirada por efectivos castrenses con la ayuda de la agrupación federal especializada en explosivos.
Más de dos horas se mantuvo la expectativa, ya que el peligroso artefacto no tenía seguro y un mal manejo de este podría haber sido trágico.
Tras varias horas de atención al asunto, cerca de las 6:00 de la tarde fue retirado, y seguidamente las autoridades ministeriales ordenaron el levantamiento del cuerpo.
