Casi lo hacen ‘Pérez-cer’

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Orville Peralta/De Peso

CANCÚN, Q. Roo.- Entre el asfalto y la panza de un ‘Auchocar’ quedó un afortunado motoneto que prácticamente volvió a nacer ayer a las 7:30 de la mañana, pues faltaron centímetros para que las llantas de una unidad de transporte público lo hiciera ‘puch’ en el cruce de las avenidas 149 con López Portillo.

Automovilistas y peatones que se encontraban en las inmediaciones de las supermanzana 102 y 103 pelaron los ‘oclayos’ al máximo y pensaron lo ‘pior’, ya que presenciaron en vivo y a todo color el instante en el que Ramiro Pérez Rejón, de 35 años, operador del autobús Mercedes Benz, número económico 846, matrícula 793-942-T, se voló el alto del semáforo.

Según testigos, al endiablado chofi le valió ‘gaber’ la luz roja del señalamiento digital mientras circulaba sobre la avenida 149 y en el cruce con Portillo no vio a Jacinto Martínez Ulloa, de 31 años, a quien se llevó de corbata con todo y su motocicleta Yamaha negra sin placa.

El momento dramático fue cuando el motorizado se salvó de que su cabeza fuera aplastada por las enormes llantas de la pesada unidad, pues ‘Chinto’ quedó literalmente como tapete y para colmo de males quedó atrapada una de sus piernas entre su moto y el pavimento.

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‘Chinto’ vivió para contarlo, después de que estuvieran a punto de hacerlo ‘puch’.

Muchos creyeron lo peor, pues desde lejos daba la impresión que el motoneto estaba apachurrado, pero al mover los ‘dedulces’ para pedir ayuda, lo chismosos que se arremolinaron en el sitio solicitaron la presencia de los cuerpos de emergencias.

Todo el mundo entró en estrés porque el motociclista estaba bien atorado y era necesario la ayuda de la unidad de rescate urbano, así que los ‘cruzrojos’, quienes llegaron primero a la escena, invocaron la ayuda del altísimo y de pronto el milagro ocurrió, Jacinto logró zafarse de donde estaba, por lo que no hubo necesidad de usar más fuerza.

Los chismosos pensaron lo pior, pero al mover el motoneto sus dedulces solicitaron apoyo al cuerpo de emergencias.
Los chismosos pensaron lo ‘pior’, pero al ver que el motoneto movía sus ‘dedulces’ solicitaron rápido apoyo al cuerpo de emergencias.

Atolondrado pero vivito y coleando fue trasladado el don al Hospital de Especialidades del IMSS de la 510, de donde lo enviaron al Hospital General para su hojalatería y pintura corporal.

El camionero, que se mordía las uñas y temblaba como gelatina durante el rescate, pidió el paro a su aseguradora para el pago de todos de los daños ocasionados.

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