En pequeños grupos los migrantes han sido atendidos y trasladados a albergues. Mujeres y niños son la prioridad.
Agencia / De Peso TAPACHULA, Chis.- La ‘mala vibra’ se sintió desde las primeros rayos de luz. Un primer grupo de migrantes, en su mayoría provenientes de Honduras, intentó cruzar el puente Rodolfo Robles que separa Tecún Umán, en Guatemala, de Ciudad Hidalgo, en Chiapas. Pero se ‘retacharon’. Se juntaron finalmente unos 5 mil migrantes, todos esperando entrar a México, donde fueron apostados unos mil ‘polis’. Un grupo de centroamericanos derribó la barrera fronteriza del lado guatemalteco. Hubo un ‘refuego’ de ricas. Las autoridades, desarmadas, respondieron con gas pimienta. Una reportera, seis ‘polis’ y al menos cinco migrantes sufrieron lesiones, ninguna de gravedad. La Secretaría de Gobernación culpó de lo ocurrido a algunos “cientos” de migrantes que no respetaron un acuerdo previo por el cual se les permitiría pasar en grupos de “50 o 100”. Contenida la violencia, comenzó el traslado a Tapachula para verificar su situación. En la Ciudad de México, ‘Lord’ Peña Nieto, quien se reunió con el secretario estadounidense de Estado, Mike Pompeo, dijo que la política migratoria se define de manera soberana. Por la noche, en un mensaje, advirtió “que no se permitirá el ingreso irregular ni mucho menos de forma violenta”. En EU, el presidente Donald Trump agradeció el apoyo de México y afirmó que un “porcentaje grande” de los migrantes que participan en la caravana “son delincuentes”. Migrantes entrevistados aseguraron que ellos no hacían algo malo, sólo buscan trabajo.