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GUANAJUATO.- Cuenta la leyenda que Verónica era una joven alegre comprometida en matrimonio con Fernando; una semana antes de la boda, ella viajó a Guanajuato para entregar unas invitaciones especiales y de paso comprar allá su vestido de novia.
Por lo cercano a la fecha de la boda, la joven decidió que regresaría a Salvatierra, pueblito al sur del estado, justo el día de su boda, así que en el centro de Guanajuato se arreglaría y vestiría.
Subió presurosa al auto y sin saber por qué, empezó a tener una extraña sensación que la puso un poco inquieta. Su tía, quien la acompañaba, lo notó, pero le dijo que sus nervios se debían a la boda, y que era normal sentirse inquieta.
La mañana era lluviosa y justo cuando estaban a 20 minutos de llegar a Salvatierra, en un tramo lleno de curvas, el conductor no pudo controlar el auto y cayó a un barranco. La joven novia murió instantáneamente.
Años más tarde, un compañero del colegio en el que ella estudiaba tuvo que viajar por la carretera donde sucedió el accidente. Eran las 12 de la noche, y antes de pasar por la curva donde murió Verónica, miró por el espejo retrovisor de su auto, y no le fue difícil reconocer a aquella mujer que estaba sentada en el asiento de atrás. Era Verónica, pero tenía el rostro desfigurado. Sintió terror pero aún así alcanzó a mandar audio a su novia, «Verónica está en el auto, me quiere llevar con ella», después perdió el control de todo y se estrelló, murió justo donde quedó el auto de la vestida de novia.
Desde ese entonces se dice que si viajas solo por esta carretera, no debes de mirar tu espejo retrovisor, pues Verónica siempre está sentada en el asiento trasero, tratando de conseguir victimas para que sufran igual que ella.
Con información de freim.tv.
