Redacción/ De Peso
CANCÚN.- Cuando más de dos personas ven algo paranormal es más sencillo creer en la existencia de estos seres, esto es lo que le ocurrió a vecinos de la Región 255 de Cancún.
A casi tres años de esta historia, Natalia quiso compartirla con los lectores de De Peso, esperando nunca volver a tener que ver ese ser macabro tocando a la puerta de su casa, ese ente mitad hombre-mitad animal que ella llama “nahual” al ser del centro del país, y que en la Península de Yucatán es similar al “huay peek”.
Natalia es originaria de Querétaro y llegó a Cancún tras comprar una vivienda en Vista Real, su departamento es planta baja, está dentro de una privada, y comenta que fue de las primeras vecinas en ocupar el inmueble, sin embargo al tener reja de acceso controlado, ella se cambió sin problema.
Un día a las 3 la de madrugada, escuchó que alguien tocó el timbre de su casa, ella se levantó y antes de abrir la puerta preguntó ¿quién es?, sin embargo, nadie le respondió y al no tener merilla para ver a la altura de la puerta, se asomó por la ventana y alcanzó a ver una sombra ‘muy alta’ que se alejaba hacia los otros edificios de la privada.
La mujer no le tomó importancia y decidió volver a dormir pensando que posiblemente era algún vecino borracho que se equivocó de casa.
A los tres días volvieron a tocar su timbre justo a las 3 de la madrugada, esta vez ya no quiso acercarse a la puerta por miedo y decidió encerrarse en su habitación e intentar dormir, pero la duda la consumía y por ello, al salir el sol, subió hasta el tercer piso del edificio de enfrente para contarle a su vecina lo sucedido y preguntarle si a ella no le ocurría lo mismo o si no había visto o escuchado algo raro esa madrugada.
La vecina le dio su número de teléfono y le dijo que si volvían a tocarle en la madrugada, le llamara para que ella se asomara desde su ventana del tercer piso y salieran de dudas.
A la semana siguiente volvieron a tocar el timbre a las 3 de la madrugada, la mujer le llamó a la vecina y esta última se asomó y le dijo: “Vecina no me vas a creer pero estoy viendo a un perro enorme, parado de manos y recargado en la pared cerca de tu puerta”, Natalia le dijo que colgara y que le tomara una foto, pero justo cuando la vecina colgó, el animal se puso en cuatro patas y corrió.
Segundos después la vecina le marco a Natalia y le dijo que no alcanzó a tomarla porque el animal volteó hacia su ventana y tras verla fijamente con sus ojos rojos, corrió.
Al día siguiente las vecinas comenzaron a buscar una explicación lógica al asunto, pero no la encontraron, ya que era imposible que un animal de ese tamaño pasara a la privada por debajo de los portones o que saltara por la barda.
El nahual no volvió a tocar la puerta de Natalia, pero meses después por medio de su chat vecinal, se enteraron que un vecino estaba reclamando el que le tocaron su puerta a las 3 de madrugada y pedía que el vecino responsable diera la cara y dijera los motivos de la molestia a esas horas. El vecino no tuvo respuesta en el chat y semanas después se cambió de casa argumentando que le tocaban la puerta a diario y el último día al esperar el sonido del timbre pagado a su puerta, vio al perro del diablo.