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Error criminal

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Sicarios que correteaban a un sujeto con la intención de mandarlo al otro barrio, se llevaron entre las patas a un matrimonio, pues cuando el chavo se escondió en un predio del fraccionamiento Lindavista en el que había un convivio, los pistoleros dispararon y mataron a una doña y lesionaron a su marido.
Sicarios que correteaban a un sujeto con la intención de mandarlo al otro barrio, se llevaron entre las patas a un matrimonio, pues cuando el chavo se escondió en un predio del fraccionamiento Lindavista en el que había un convivio, los pistoleros dispararon y mataron a una doña y lesionaron a su marido.

R. D / De Peso

CANCÚN, Q. Roo.- Un ama de casa asesinada y su esposo herido dejó como saldo un ataque a plomazos en la Privada Zafiro del fraccionamiento Lindavista, donde un fulano que era perseguido por emisarios de la muerte se refugió en un domicilio donde se llevaba a cabo un convivio familiar.

A las 8:30 de la noche de ayer, se dejó escuchar el sonido de moda ‘pa, pa, pa’, pero esta vez no era el ‘scooby doo papá’, si no detonaciones de arma de fuego que hicieron que de inmediato salieran de sus jacales los vecinos de la supermanzana 104 para averiguar qué ‘pedros’; lamentablemente, encontraron una dantesca escena.

En el lugar, tirado sobre un charco de sangre estaba el cuerpo de Adelaida Abnal Fuentes, de 45 años, quien presentaba por lo menos siete balazos en la espalda, y sobre la acera se encontraba sentado su ‘mariachi’, Luis Ocampo Cetina, de 46, el cual presentaba un plomazo en la pierna y otro en el hombro.

Por tal motivo fueron requeridos policías de todas las razas y paramédicos de la Cruz Roja, quienes trasladaron al hombre hacia un hospital, mientras que la mujer ya se encontraba saludando de beso y abrazo a San Pedro.

Según los ‘chismosos’, de esos que nunca faltan, los asesinos venían persiguiendo a un vándalo del sector con la intención de darle ‘cran’, pero el astuto joven se introdujo a la casa del matrimonio debido a que la puerta se encontraba abierta, pues la pareja se encontraba rajando trago con otros familiares afuera de su chante.

Al ver los sicarios que su objetivo se había escondido en dicho predio, hicieron rugir sus fierros con las consecuencias ya descritas, y después se dieron a la fuga como siempre, dejando a los policías tragando kilos de pepino.

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