Redacción/ SIPSE
CANCÚN.- Enfundado en un uniforme policial de Quintana Roo, pero presentándose como civil y licenciado, Alberto Capella Ibarra volvió a un presidium de gobierno para, ahora sí, decir “adiós”. Y lo hizo desde la trinchera del C5, cuyos muros aún sin inaugurar comenzaron a recibir la dura crítica de los quintanarroenses al caerse el teatro de su “renuncia”.
La ambigua versión oficial de noviembre pasado fue que Capella sería “separado del cargo” tras la agresión armada contra feministas. Pero, tal como sospecharon en ese momento diputados, líderes de opinión y editores de distintos medios de comunicación, todo se trató de una farsa que el alto mando finalmente reconoció hoy con estas palabras:
“Esta es mi última participación pública como responsable de esta muy honrosa responsabilidad de encabezar los esfuerzos en materia de seguridad. Y quiero aprovechar estas últimas palabras públicamente para agradecer primero a este gran líder, al señor gobernador del estado… para sumarnos a su equipo. Han sido años que me dejan una gran experiencia, grandes lecciones y mejores amigos…”.
A la fecha, no se han reportado avances significativos en la investigación sobre la represión policial contra las feministas. Y Alberto Capella Ibarra, mucho menos, ha sido sancionado a pesar de que existen videos donde los oficiales a su cargo apuntan y detonan sus armas a la muchedumbre.
¿Los policías estaban o no estaban bajo sus órdenes ese día? En todo momento, se afirmó que no lo estaban para inculpar a las autoridades municipales y proteger al, en ese entonces, secretario de Seguridad Pública.
A ese doble filo legal hizo también referencia Capella el día de hoy. A Mara Lezama le agradeció:
“Su confianza y apoyo en construir juntos ese gerenciamiento policial único, por haber creído en nosotros. Desde su primer día de gobierno nos ha dado, en el municipio de Benito Juárez, los cimientos para una policía más profesional y eficiente”.
Una reiteración de que el mando único se le entregó a él un año antes de que sus elementos dispararan sus armas de cargo contra civiles en una plaza pública la noche del 9 de noviembre de 2020.
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