Redacción/ De Peso
CANCÚN.- La cuota semanal que cada albañil paga al crimen organizado como derecho de piso es de 500 pesos, vendan o no droga dentro de las construcciones, y tienen que entregar esa cantidad o pagan las consecuencias.
Las autoridades policiacas y los encargados de obra tienen conocimiento de la situación, sin embargo estos últimos sólo aconsejan a sus trabajadores que se cuiden y que no discutan con esas personas.
De Peso Quintana Roo tuvo acceso a un audio que grabó un trabajador, por cuestiones de seguridad, se reservó su nombre y el lugar, pero se trata de un centro de hospedaje en Cancún.
En la grabación su jefe explicó a todos los trabajadores que el tema de las extorsiones está muy fuerte y fuera de control, al grado que los delincuentes ya establecieron en el lugar y “hablaron” con todos los encargados de área para que puedan vender droga a los obreros.
La recomendación que les da el superior es que no se metan con ellos, que no entren en conflicto y si les dicen algo los vendedores de droga, es preferible que se mantengan callados para no poner en riesgo su integridad física.
El jefe dijo que están buscando la solución al problema, pero primero está su seguridad ante cualquier cosa y les recomendó salir en grupo cuando terminen la jornada laboral.
En la misma situación se encuentran los complejos turísticos que están construyendo en Isla Blanca, de la zona continental de Isla Mujeres y los grandes fraccionamientos en la zona norte y sur del municipio de Benito Juárez.
Oscar Montes de Oca, fiscal general de Quintana Roo, reconoció que las autoridades de inteligencia policiaca tienen detectado el modo de operar de estos grupos, una de ellas es que uno de los delincuentes ingresa a la obra, se hace pasar como ayudante de albañil y una vez establecido, empiezan a promocionar la venta de la droga entre los trabajadores.
Los vendedores cuando ya tiene el control de la venta del enervante, entonces van contra los contratistas a quienes amenazan para que los ingresen a su área de trabajo para ampliar sus actividades de venta.
Después el grupo delictivo exige que tienen que pagar una mensualidad (cuota) y si no lo hacen los amenazan con hacerle daño a él y su familia, incluso llegan a golpearlos o hasta asesinarlos.
Posteriormente ubican a los ingenieros, a quienes también los amenazan para que les den un pago mensual o semanal, incluso exigen que los ingresen a la nómina. Es cuando toman el control de la obra.