Denuncia a su vecina y a la Fiscalía

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Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- La mala y deficiente actuación del personal adscrito a la agencia 35 de la Fiscalía General del Estado (Cordemex), ocasionó problemas a la señora Miriam Noemí Cortázar Gutiérrez que ahora se encuentra más que amenazada por su vecina Laura Canto Huerta.

Acudió a De Peso para dar a conocer su malestar porque también en la supuesta oficina de Atención a Víctimas le han dicho que no tienen chance de atenderla porque tienen exceso de trabajo y “mejor vaya y pague a un abogado particular un amparo”.

Relató que su problema ha tardado tanto, que se originó en enero de 2016, cuando la veracruzana Canto Huerta compró el predio número 340 de la calle 57 B entre 54 y 56 del fraccionamiento Francisco de Montejo.

En esa fecha, la jarocha dañó su parte del muro de su predio y más adelante, instaló un sistema de electrificación en la división, que causó desperfectos en sus aparatos.

Protección Civil Municipal intervino y se retiró dicho sistema, porque las paredes de la casa de la quejosa daban “toques”.

Sin embargo, no conforme, la nueva inquilina techó su pasillo, dejando el desnivel de tal forma que el agua de lluvia se filtra y humedece las paredes de la casa del lado.

Lógicamente le reclamó a la mujer esta situación, pero en vez de eso, el 13 de mayo de ese año trató de atacar a la señora Cortázar Gutiérrez con un arma blanca al interior de su domicilio.

La denuncia 1354/35/2016 llegó hasta la juez de control Blanca Beatriz Bonilla González.

Curiosamente y después de darle largas, la titular de la agencia 35, Abril Guadalupe Escobedo Bojórquez, después de ponerle “piedritas” por todo, el 14 de abril le notificó el no ejercicio, cuando realmente lo había hecho el 12 de ese mes, dejándola fuera de término para inconformarse.

La juez se percató de dicha anomalía y pidió a Atención a Víctimas que se haga un amparo, pero ahí tampoco quieren chambear.

A raíz de esto, la señora Miriam Noemí vive encerrada en su casa, con temor, con las paredes que dan “toques”, llenas de humedad y con el Jesús en la boca por lo que le pudieran hacer.

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