A bañarse sin ser sábado

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Otra fuga de agua potable ocurrió en la “Piojórquez” y los chambeadores de la JAPAY metieron mano y cuerpo para reparar el desperfecto. Y ahora qué dirá Manolín Carrillo sobre la comuna. 

Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Miles de pesos por costos de reparación, otra buena lana por trabajo de horas-hombre, así como miles y miles de litros de agua desperdiciada, fue el saldo de una nueva fuga de agua potable ocurrida ayer al mediodía en la colonia Bojórquez, provocada por una empresa que el Ayuntamiento de Mérida contrató para perforar la calle y hacer pozos pluviales, pero en vez de ello perforó una tubería de 18 pulgadas de diámetro provocando este santo relajo.

Urge que las autoridades municipales hagan bien su chamba a la hora de contratar empresas para estos trabajos, pues recordemos que en abril de este año hubo una perforación así de gruesa con tamaña fuga de agua en la calle 61 con 106 y 108 de la Bojórquez.

En junio hubo otra más, en la calle 60 con 79, mero a las puertas de la iglesia de San José de la Montaña, y ahora le tocó el turno a la tubería que está en la calle 61-A con 96 otra vez en la Bojórquez.

A eso de las 11:30 de la mañana había gente de una empresa contratada por la comuna para hacer pozos pluviales, realizando perforaciones a un lado de la banqueta del lado sur, y de pronto la regaron grueso porque perforaron una tubería subterránea de agua.

De inmediato se armó una fuente callejera de agua potable y los culpables de todo mejor pelaron gallo y escaparon como viles chamacos. Los vecinos de inmediato llamaron a la JAPAY llegando brigadas que para empezar tuvieron que destrozar parte de la calle para que buzos del asfalto pudieran remojarse y empezar a sondear el tamaño del agujero dejado en la tubería de 18 pulgadas de diámetro.

Al mismo tiempo se cerró el cárcamo de Xoclán con afectación para al menos 15 colonias y fraccionamientos cercanos, y se empezaron a hacer los cálculos de cuánta lana representaría este asunto que se esperaba esté solucionado por la noche. Tan sólo la abrazadera metálica que controlaría la fuga tiene un costo cercano a los 30 mil pesos.

Aparte, el uso de maquinaria, la chamba de los trabajadores y el costo de los miles y miles de litro de agua desperdiciados.

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