Keila jugaba en un parque de Kanasín hasta que vio al diablo

InicioLa Vacilada¡Uy, qué mello!Keila jugaba en un parque de Kanasín hasta que vio al diablo

No sabe porque decidó visitarla.

Redacción / De Peso
KANASÍN.- Keila iba a jugar básquetbol todos los días al parque que estaba a tres cuadras de su casa, hasta que un día vio al diablo y desde ese día evita pasar sola por el sitio.

Nunca notó nada extraño en el lugar, aveces había gente acompañándola y otras veces el parque estaba vacío, en medio del lugar había un pozo, del cual su madre le había hablado, le contó que nadie sabía desde cuando fue construido, y que fue mucho antes de que comenzaran a edificar las casas de los alrededores.

Los demás adolescentes se reunían al rededor del pozo a platicar y recostarse sobre la orilla.

Un día Keila tardó más de lo normal en llegar al parque, siempre acudía a las 7:00 de la noche y a las 9:00 regresaba a su hogar, pero ese día ella decidió ir a las 9:00 de la noche y su madre no le dijo nada porque la zona en donde vivían era muy tranquila, todos los vecinos se conocían.

Ella practicó un rato, hasta que llegaron sus amigas y decidió ir con ellas al pozo a platicar, se les fue el tiempo, y al ver que dieron las 11:30 de la noche, comenzaron todas a despedirse y entrar a sus casas, ella se quedó un momento más en lo que recogía sus cosas.

De pronto, una voz dentro del pozo la llamó, ella pensó que eran sus amigas bromeando, pero la voz volvió a escucharse y el miedo la invadió, cuando se dio cuenta había un hombre muy hermoso parado junto al pozo, vestía de color blanco casi angelical, pero algo en su mirada y su sonrisa no le daban confianza, de hecho las consideraba malévolas.

Ella le preguntó- ¿Quién eres y qué quieres? a lo que el hombre le respondió – ¿De verdad no sabes quién soy? te he observado, todos los días vienes a jugar a la misma hora.

Keila pensó que se trataba de un acosador pero no reconocía la cara del hombre, no era de la zona, ella con una voz temblorosa le mencionó que no tenía idea de quién era y que ya se iba a su casa.

Comenzó a caminar hacia atrás para no darle la espalda al hombre evitando así un ataque, él sonrió y le dijo – Keila no tengas miedo y no tienes porque correr.

Te diré quién soy y por qué estoy aquí: -Soy el mismísimo Lucifer y quiero hacer un trato contigo te daré todo lo que desees a cambio de un alma y no necesariamente la tuya.

Yo no soy horripilante como me pintan, fui el ángel más bello de la creación y aun lo soy.

La muchacha pensó «este hombre sí que esta enfermo», entonces él cambió la forma de su cara a algo nunca antes visto y le dijo «esta es la prueba de que soy quién digo ser».

Inmediatamente ella pegó un gritó que se escuchó en toda la colonia y en seguida todos salieron a ver, pero cuando ella abrió los ojos el hombre ya no estaba.

No sabe por qué se le apareció, pero la experiencia le dejó un trauma tan grande que evita el parque desde entonces…

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