Redacción / De Peso
CANCÚN.- La estadística del Consejo Nacional de Población (Conapo) ha registrado este tema de manera anual desde 1990, cuando el índice era de 2.5, número que ha variado entre 1.7 y 2.4, sin embargo, desde 2012 las cifras no han descendido en la entidad, sino que han incrementado, regresando al mismo punto de hace 30 años.
Quintana Roo ocupa el quinto lugar a nivel nacional entre los estados con mayor tasa de fecundidad en niñas de 10 a 14 años, al reportar 2.5 casos por cada mil, es decir, que por las 75 mil 146 menores que hay en la entidad, se contabilizan un promedio de 187 embarazos anuales, tendencia que organizaciones pronostican irá a la alza.
Patricia Vásquez Kuri, presidenta de Vida y Familia (Vifac) en el estado, indicó que durante la pandemia siete de cada 10 beneficiarias atendidas fueron adolescentes, la menor de ellas de 11 años de edad. Asimismo, indicó que esperan que este problema incremente hasta 30%.
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La entrevistada indicó que uno de los mayores retos dentro del embarazo adolescente es el estado de salud de la futura madre, ya que enfrenta tres veces más riesgo que una adulta, debido a que su cuerpo se encuentra inmaduro para formar una nueva vida, esto adicionalmente a que el estado general de las niñas suele ser de desnutrición. “Esto lo hace realmente peligroso, porque su cuerpo en la adolescencia se sigue formando y, además de crecer, tiene que gestar un nuevo ser humano, entonces existe mucho riesgo de morir si no se lleva en un buen término”, advirtió. Organizaciones civiles señalan que una niña de 10 a 14 años que enfrenta un embarazo, siempre es considerado como producto de violencia.
“Sumado a lo anterior, el contexto de violencia en tiempos de pandemia no da tregua, ya que la crisis por embarazos forzados en niñas y embarazos en adolescentes irá en incremento. También es válido recordar que la mayoría de las situaciones de abuso infantil se producen dentro de las casas por parte de familiares directos de las niñas y niños”, indicó la asociación Gobernanza.
Quintana Roo con muchos abusos y violaciones
El Observatorio de Seguridad y Género del Estado (Osege) indica que este 2020 Quintana Roo se ubicó como el estado a nivel nacional con la segunda mayor incidencia por este delito, al tener 5.5 casos por cada 100 mil habitantes, es decir, alrededor de 96.4 hechos. Asimismo, un reporte de egresos hospitalarios que realizó en 2018 -último año de registro de Conapo- los Servicios Estatales de Salud (Sesa), indica que llegaron al hospital 49 adolescentes por abuso sexual, de éstas, 57.1% (28) fueron del rango de 10 a 14 años, y cuatro reportaron un embarazo como consecuencia.
Los números de la dependencia también revelan que ocho de cada 10 casos ocurrieron al interior de sus hogares, donde las niñas fueron violentadas a manos de casi siempre personas conocidas o familiares, quienes probablemente ejercieron este delito más de una vez, ya que en 46% (23) de los casos las menores regresaron a su domicilio, mientras que sólo dos informaron haber acudido al Ministerio Público.
En cuanto a las cifras de aborto, las estadísticas de la Secretaría de Salud de la Ciudad de México detallan que desde 2007 a la fecha, 142 jóvenes quintanarroenses se desplazaron hasta la capital del país para acceder a la Irrupción Legal del Embarazo (ILE), siendo 2019 el año con mayor número de solicitudes, con un total de 21 servicios. Esto hace de Quintana Roo el estado del sur de México que más registros de acceso al ILE tuvo en los últimos 12 años.
El costo del embarazo adolescente
Un informe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (Unfpa) en México, que midió el impacto económico y social de la maternidad temprana en el país, indica que la atención promedio de cada uno de estos partos costó al servicio público 20 mil pesos, por lo que en conjunto, los 364 embarazos adolescentes tuvieron un impacto económico de alrededor de siete millones 280 mil pesos, que pudieron no ser utilizados para este fin, sino para la prevención de esta problemática.
Arie Hoekman, representante para México, Cuba y República Dominicana de la Unfpa, explicó que el impacto no termina ahí, ya que más de 60% de las madres adolescentes trunca sus estudios a nivel secundaria o preparatoria, por lo que muy pocas pueden acceder a trabajos bien remunerados o que les brinde la protección de los servicios de salud para ellas y sus hijos. “Las mujeres que tuvieron un embarazo siendo adolescentes tienen 11% menos acceso a la seguridad social que quienes fueron madres en edad adulta.
Los ingresos anuales de quienes tuvieron una maternidad temprana es 31.6% menos a sus contrapartes, así el ingreso laboral promedio de éstas últimas es de 68 mil pesos, en comparación con los 46.5 mil pesos de las primeras”, dijo.
