El huracán Gilberto llegó exactamente el 14 de septiembre del año 1988 y es hasta hoy en día es considerado como el primer ciclón inminente que Cancún ha enfrentado según Fernando Martí.
“’Gilberto’ fue una lección dentro del curso de huracanes que hemos llevado los cancunenses, fue como un examen extraordinario, porque durante los 18 años de existencia de Cancún, jamás pegó un huracán y, de repente, nos cae de encima lo que se denomina ‘el huracán del siglo’, con un diámetro impresionante de 3 mil kilómetros; los cancunenses no estaban, en ese momento, preparados para eso».
De igual manera, señaló que en aquellos días, existía la firme creencia de que Cancún era un lugar libre de huracanes.
“De repente, se genera tremendo monstruo, que ni siquiera se activaron bien las alarmas, incluso los hoteles ese día mandaron a los turistas a zonas arqueológicas. No le habían hecho caso al huracán, no le dieron la importancia que esto merecía”.
Sin embargo, al transcurrir las horas el huracán se fue fortaleciendo más y más, lo que lo llevó a transformarse en una gran catástrofe el mismo día por la tarde.
De pronto, el fenómeno ya estaba encima de los cancunenses en cuestión de unas pocas horas, por lo que se procedió a realizar una evacuación inmediata y masiva de la zona hotelera y de otras regiones.
Pese a que “Gilberto” ha sido uno de los huracanes más intensos, el entrevistado refirió que en Cancún hubo “muy pocas pérdidas de vidas humanas, de personas que sufrieron un accidente grave en sus casas, con un ventanal, o electrocutados o un infarto por la tensión nerviosa”, por lo que contrastó con las cuantiosas pérdidas materiales.
“Debido a la escasa cultura de seguros en Cancún, muchos propietarios de hoteles y de viviendas tuvieron que enfrentar los costos de la devastación. En ese sentido fue un huracán muy costoso que afectó a miles de personas en Cancún».
Tras lo ocurrido, las labores de reconstrucción fueron complejas ya que no se contaba con suficiente personal para las reconstrucciones además de no contar con los materiales para realizarlo.
Para Martí, el huracán “Gilberto” fue una prueba para los cancunenses en la formación de una cultura de prevención y organización de protección ante estos fenómenos.
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