Enrique Castro / De Peso
CANCÚN, Q. Roo .- Con quemaduras en el cuerpo resultó el ‘veladuerme’ de una tapicería ayer a la 1:00 de la mañana, tras quedar atrapado en el infierno que consumía el negocio ubicado sobre la avenida Puerto Juárez, supermanzana 90; el lesionado fue trasladado al Hospital General y los bomberos tardaron cerca de dos horas para vencer las candentes lenguas del Kisín.
Una llamada entró al 911 para reportar un voraz incendio en el interior de la tapicería ‘El Black’, donde aparentemente se encontraban varias personas atrapadas en el interior y rodeadas por las llamas.
En menos de lo que tarda uno en empinarse una caguama arribaron elementos del Heroico Cuerpo de Bomberos, quienes de inmediato sacaron sus largas, gruesas, negras y húmedas mangueras para presentarle batalla al Chamucho, que se relamía los bigotes devorando todo lo que se encontraba en el interior del changarro; el impresionante incendio estuvo a punto de extenderse a los predios aledaños ya que dentro de la tapicería había mucho material inflamable y productos químicos muy volátiles que alimentaron la candela, pero gracias a la valerosa labor de los vulcanos extinguieron la amenaza y la conflagración.
Con ayuda de vecinos, que ingresaron desde un patio contiguo, fue rescatado el velador del changarro, el cual quedó medio rostizado con quemaduras de segundo grado en manos, cara y pies, por lo que fue trasladado de urgencia al Hospital general para su atención médica.
Chismosos del rumbo cuchichearon al oído que al parecer el fuego fue provocado, pues el dueño de la tapicería tiene un negro historial de dejar mal a sus clientes, tomar adelantos para el trabajo y nunca cumplir en tiempo y forma, lo que generaba muchos reclamos, además de tener mal carácter, que demostró al ver al reportero de este medio y recordarle el 10 de mayo por adelantado, y no conforme solicitó a los ‘pitufos’ que no permitieran tomarle fotos al velador; los uniformados como perritos falderos con hueso formaron una valla humana para entorpecer el trabajo periodístico, en lugar de permitir al lesionado respirar aire puro.
