Redacción/De Peso
CANCÚN, Q. Roo.- Durante el fúnebre de Amairani, la jovencita que perdió la vida en manos de dos canallas, quienes la privaron de la vida al ultrajarla sexualmente en un área verde de la supermanzana 227 el pasado domingo, una doñita se acercó con el reportero de esta casa editorial y dio a conocer el caso de su hija de 11 años quien sufrió un intento de violación en otra zona de maleza de la misma región en agosto del año pasado.
Aunque la familia agraviada interpuso la respectiva denuncia Ministerio Público de la supermanzana 94, según la madre las autoridades no movieron ningún solo dedo para dar con el sujeto a quien describieron como: un hombre corpulento de 1.50 –1.80 de estatura, con pelo razo de tez morena, con un lunar en una de las mejillas cerca de la nariz y con un tatuaje en uno de los brazos.
Este hombre, sometió a la menor cuando la niña salió con otras dos pequeñas de 10 años a la tienda, y de regreso pasando un lote baldío salió el sujeto con cara de pocos amigos y le preguntó a la agraviada el horario en el que abren la tiendita, cuando de repente la jaló tratándola de meterla al área de maleza.
El sujeto sometió a la niña y dentro del monte le rompió las pantaletas tratando de violarla tocando las partes íntimas de la menor.
La pequeña como pudo se soltó y corrió hasta su casa, ante esto los vecinos de la zona bien ‘encarbonados’ dijeron que buscarían al agresor para darle su surtido rico de ‘utazos’, pero la madre optó por llamar a la autoridad.
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Una patrulla de la fiscalía de la supermanzana 94 llegó al lugar de los hechos para solo decirle a la mujer que acuda al Ministerio Público y como llegaron se retiraron.
El hecho quedó impune ya que hasta la fecha no ha habido resultados para la aprehensión de este sujeto.
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