El Boffas/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- Las reformas a las leyes electorales en México, como el caso de la reelección de autoridades supuestamente emanadas del pueblo, ¿son una solución para no dejar abandonados los programas, digamos de asistencia social, y darles continuidad?
Algunos aseguran que sí, otros que no, y a la mayoría le vale todo un 10 de mayo. No obstante habría que preguntarse sí, realmente, es necesaria la reelección.
Por ejemplo, en Yucatán, para este 2018, los alcaldes que consideren le fueron útiles a su gente y, sobre todo, a su respectivo partido político, chance obtengan el voto favorable para intentar repetir en el poder, aunque sea tres años más. La misma opción tendrán los 25 diputados locales que conforman el Poder Legislativo.
Para el nivel federal, a partir de 2018, los diputados y senadores podrían tratar de perpetuarse en el poder. Los legisladores podrán acceder, una vez que cumplan su primer período, hasta tres reelecciones más.
En otras palabras, un diputado podrían quedarse hasta 12 años en el cargo, siempre y cuando reciba el voto ciudadano tres veces más.
Los senadores, en cambio, sólo un período más, sí, pero de ¡seis años! O sea, con la oportunidad de quedarse 12 años en la cómoda curul de la también llamada Cámara Alta.
Con sus raras excepciones, deben existir varios políticos que, aunque se lea ingenuo, son honrados y no les mueve más que el deseo de servir a otros cristianos que –muchas veces- están en situación de desgracia.
Claro, son perlas que no suelen hallarse en las profundidades de las aguas de Puerto Progreso; allí nada más hay sargazo, pescado frito caro y un alcalde, “Chabelo” Cortés Góngora, supuestamente ex priísta, pero cobijado por las siglas del Partido Nueva Alianza –un satélite del tricolor- que nada más mira, indiferente, cómo le lleva el carajo a su comunidad.
Ni siquiera el más empobrecido boquinete lo quiere. Pero, con la actual realidad electoral, José Isabel, el acaudalado empresario pesquero de Progreso, tiene la posibilidad de entrar a la contienda por una reelección y, de ganarla, quedarse en el cargo tres años más, hasta el 2021.
El principal municipio de Yucatán que sale al mar estaría condenado, otro trienio, al valemadrismo, al despilfarro de billetes, a oscuras transacciones del erario, despidos injustificados, incremento de la inseguridad y basura regada hasta en los chiqueros de los pocos cerdos que allí se críen.
Otro ejemplo concreto es el alcalde de Samahil, de extracción priísta, Isaías Salomón García Aguayo, el cual tiene a su pequeña comunidad en total abandono, haciendo pillerías, intimidando hasta a sus propios colaboradores y transando de lo lindo del erario.
Los proveedores se quejan amargamente. A uno de su mismo municipio le adeuda más de 300 mil pesos; a otro de Mérida, arriba de 600 mil varitos. Y así por el estilo. Salomón, que no aquel legendario sabio, tiene su peculiar forma de hacer sus tranzas.
Busca al proveedor, le compra y le promete que le pagará tan pronto le llegue su partida presupuestal, generalmente de los impuestos que pagan los contribuyentes estatales y, además, algunos centavitos federales.
Entonces, el alcalde samahilense o alguno de sus achichincles, le entrega el cheque al proveedor; cuando éste acude al banco para cobrar la plata, el cajero le dice que el cheque está reportado como robado o falso y, por consiguiente, no sale el billete.
El asunto es que el tal García Aguayo o su tesorero en funciones se comunican, previamente, a la institución bancaria y mienten descaradamente, alegando que el papelito de cobro es robado.
O sea, no sólo hay gandallismode parte de Salomón, “el Gran Ratón”, sino cinismo y mala leche. Porque, de tal forma, el comerciante que acude a buscar su lana es el principal sospechoso de tener un cheque de hule.
En pocas palabras, él es el ladrón y no el primer edilque se hace pasar por honrado. Con seguridad hay más casos en la entidad, pero a nivel federal hay cientos, miles.
De entrada, en el país hay más de 2 mil 500 alcaldías oficialmente registradas y nada raro sería saber que sólo 100 o menos rinden cuentas transparentes.
Para colmo de males, tienen fuero. Podemos imaginar que en Veracruz, por ejemplo, con tan distinguido ex mandatario, Javier Duarte, acusado de desviar más de 35 mil millones de pesos, actualmente preso en “Guatepeor”, cuántos alcaldes no querrán reelegirse o, por lo menos, llegar al cargo para después hacer sus fechorías. Chequen a la tal Eva Cadena, “expulsada”del paraíso morenista de Andrés Manuel López Obrador porque la cacharon en la movida de 500 mil billetes que, supuestamente, debería entregar a su amo y señor.
¡Madres! La plata era para ella, quien aspiraba a la alcaldía de Las Choapas. ¿Esos son los funcionarios que potencialmente pueden ser reelectos? Parece que los nuevos ordenamientos electorales están para beneficiar a los gandallas y, por supuesto, joder al pueblo.
Lo dejamos de tarea. Amiguitas y amiguitos, ya saben: sugerencias para que el Congreso del Estado sancione a los ediles chafas (aunque es pedir que el árbol de moras dé moral), enviarlas a [email protected] y/o [email protected] Fin…