Redacción De Peso
MÉRIDA, Yuc.- José Ezequías Cen Euán (a) “Mestizo”, de 65 años de edad, es un ejemplo de vida para quienes creen que una limitación física es sinónimo de “no poder”, pues a pesar de que hace año y medio perdió la vista a causa de las cataratas, lucha todos los días para obtener los recursos que le permitan su sobrevivencia.
Su caso ya ha sido publicado en un medio de comunicación impreso, gracias al cual recibió apoyo de la comunidad y también de las autoridades municipales que le ofrecieron construirle el piso de la humilde vivienda donde vive, al fondo de la calle 44-A, a un costado de la ciclopista que utilizan los trabajadores de la planta salinera.
“Mestizo” llegó a este terreno luego que una persona de buen corazón se lo prestó para que viviera en una humilde vivienda construida
de maderas y láminas de cartón. Su limitación física no le impide trabajar y chapea un terreno de enfrente, se guía con cuerdas que ató a unos postes para ir al terreno y regresar a su casita.
Durante su juventud, trabajó en el ramo de la albañilería cuando se andaba fundando la ciudad de Cancún, Quintana Roo; tuvo dinero y hasta casa propia, pero al fallecer su esposa y quedarse a vivir con otra mujer, sus entenados lo despojaron de una vivienda que logró edificar.
A pesar de ello, está agradecido con la vida porque tiene muchos amigos que lo ayudan; primero brindándole un espacio para dormir y protegerse de las inclemencias del tiempo, además, la misma persona que le dio el terreno lo inscribió al programa social que impulsa la parroquia de Guadalupe brindándole una ración de comida todos los días y también busca registrarlo en el programa federal “60 y más” para que reciba una pensión bimestral.
Le han ofrecido llevarlo a Valladolid para que inicie los trámites ante la Comisión Nacional de Derechos Humanos y obtener una indemnización de su ex patrón que lo dejó a la deriva luego de trabajar durante 40 años con él, 20 de ellos como vaquero sin cobrar un solo peso y únicamente le pagaban por su trabajo como albañil.
No pierde la esperanza de poder algún día volver a echar ojo, más ahora que el personal del ayuntamiento le ha ofrecido buscarle tratamiento que lo ayude a recuperar la visión.
Relató que en ocasiones, el Creador le permite ver y aprovecha para organizarse y dejar todo listo para cuando nuevamente se le nubla la vista; por ejemplo, colocar las sogas que le sirven de guía para ir al terreno que limpia y posteriormente regresar a su humilde vivienda.
