Enigmas: Un difunto lo saludó

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Impacto y mucha tristeza le causó al protagonista de esta historia ver a su tío difunto.

Jorge Moreno/De Peso
MÉRIDA, Yuc.- En muchas ocasiones, la gente no cree en los fantasmas porque nunca ha visto uno, pero cuando vives una experiencia clara y contundente, no queda la menor duda. Hoy les presento el caso del señor Sergio May, quien radica en la ciudad de Mérida desde hace más de 40 años:

“Yo nací en Campeche, pero desde que cumplí cinco años mis papás me trajeron a radicar aquí. Quiero platicar algo que me ocurrió cuando tenía 21, pero que aún lo recuerdo como si fuera ayer.

“Mi familia siempre ha sido muy alegre y bailadora, por eso cada vez que llegaba el Carnaval era fiesta segura por más de una semana, desde chicos nos llevaban a mi y a mis hermanos a los paseos del Carnaval de Mérida, ya sea por Paseo de Montejo o a la Plaza Grande, o bien, a San Juan. Nos divertíamos mucho y casi siempre venía para estas fechas de Campeche mi tío Carlos, hermano de mi mamá, pues también le encantaba el Carnaval.

“Conforme fuimos creciendo mis hermanos y yo nos fuimos independizando de nuestros papás para los carnavales, es decir, íbamos con los cuates de la secundaria o la prepa, con la novia, o bien, solos, en plan de relajo; ya saben, la famosa ‘edad del pavo’, en donde hasta pena nos da salir con papá y mamá.

“En 1995, yo tenía 21 años, salí con mi hermano al Carnaval, pues allí veríamos a unas amigas, esa tarde era domingo de Carnaval y de pronto mientras estábamos en el cruzamiento de las calles 62 por 63 vi caminando a mi tío Carlos, quien como dije, cada año venía desde Campeche al paseo, pero él andaba siempre con mis papás y al menos en la mañana antes de que saliéramos de la casa no había llegado y mis papás lo estaban esperando, por eso me llamó la atención verlo solo y serio; se notaba su rostro como si estuviera incluso triste.

“Vi que me observaba fijamente, lo alcancé a saludar levantando la mano y gritándole: ‘Qué pasó, tío’, pero aunque noté claramente que me estaba viendo, no me respondió; había tanta gente que ya no pude acercarme, pero no me importó, pues de todos modos lo vería en la noche, ya que cada vez que llegaba a Mérida, se quedaba en nuestra casa mínimo dos días.

Lo habían atropellado

“Terminó el paseo, despedimos a nuestras amigas y regresé junto con mi hermano a la casa, eran casi las 7 de la noche, pero cuando llegamos vi a mis otros dos hermanos y mi hermana en la puerta de la casa, muy serios, antes de preguntar qué había pasado vi que en la sala mi mamá estaba llorando. Mi tío Carlos había tenido un accidente y había fallecido.

«‘¿Qué le pasó?’, pregunté, y me dijeron que lo había atropellado un camión, a lo que respondí: “¿Fue después del paseo? Pero mi hermana me responde: ‘¿Cuál paseo?’, ¿Cuál más, el del Carnaval’, le dije.

«En eso mi papá me dice: ‘Lo atropellaron anoche en Campeche y hoy al mediodía murió en el hospital, poco antes de que te fueras al paseo nos llamaron por teléfono para avisarnos, les estamos esperando para irnos al velorio’.
«Yo dije: ‘¡No puede ser! ¡Yo vi a mi tío hoy al mediodía en el carnaval!’

“Te juro, Jorge -me dijo don Sergio-, que estoy seguro que ese domingo al mediodía yo vi a mi tío en el paseo del Carnaval de Mérida; no estaba tomado ni fue una visión. Con el paso de los meses y años le di muchas vueltas a mi cabeza para pensar qué pasó, pero creo que la respuesta es simple: mi tío Carlos se vino a despedir de mí”, finalizó.

Como esta historia, han ocurrido muchas más, pero en ocasiones las personas no se atreven a contarlo por temor a que las tachen de locas; sin embargo, aquí queda un testimonio más. A lo mejor tu que nos estás leyendo has vivido una experiencia similar.

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