Sergio Grosjean Abimerhi/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- A lo largo de la historia los cenotes han sido aprovechados de diversas formas, siendo que si partimos de manera cronológica desde la prehistoria en Yucatán, es decir, antes del surgimiento de la cultura maya, de los humanos que habitaron en la región y que arribaron hace al menos 14 mil 500 años de otras latitudes, utilizaron las cuevas y cenotes no solo para proveerse del vital líquido, sino que también aprovecharon estos espacios para realizar actividades domésticas.
De igual forma, encontramos su uso con fines rituales tal y como lo evidencian las diversas ofrendas y pinturas plasmadas en las paredes del inframundo maya, siendo éste un aspecto poco conocido entre los turistas que visitan estos lugares convertidos en balnearios públicos.
Hace algunos años escribí un libro en el que plasmaba que Homún podría convertirse en la meca del mundo subterráneo del Mayab y creo que no me equivoqué, ya que hoy parece que se está convirtiendo en una realidad, puesto que día a día el turismo que llega se acrecienta.
¡Pero, mucho ojo¡ Homún corre el riesgo que provocó el colapso del circuito de los cenotes de Chunkanán en Cuzamá, que recibía miles y miles de turistas y ahora sólo cientos, ya que muchos de los “truckeros” abusaron de los turistas cobrando tarifas descomunales por llevarlos a los cenotes.
Homún se encuentra en un momento importante en el que hay que tomar cartas en el asunto, ya que muchos “tricitaxis” están operando de igual forma como lo hizo Chunkanán en su momento y es una lástima, ya que la gente honesta que lleva al turismo en este medio de transporte es mayor, y por unos cuantos mequetrefes que están haciendo de las suyas, este proyecto nacido de forma fortuita puede tener un trágico final.
No maten la gallina de los huevos de oro, ya que este regalo de la naturaleza puede hacer de Homún una industria sin paragón en Yucatán.
Esta temporada de Semana Santa vi con mucho agrado que tropas de turismo visitaron Homún y, por supuesto, Cuzamá, donde nuestros también nuestros amigos ejidatarios cosecharon su esfuerzo en su nuevo circuito que parte del cenote Xtojil.
Hace casi un año, con el vital apoyo de la fundación Bepensa diseñamos un proyecto que está muy cerca de consolidarse, ya que se rehabilitaron caminos que comunican a varios cenotes como Cholul y Balmil, y que próximamente uniremos con Santa Cruz y Huolpoch que, en breve, podrá ser visitado.
Ojalá y otras fundaciones y compañías imiten el ejemplo de Bepensa, ya que este tipo de proyectos, además de generar fuentes de empleos constantes y bien remunerados, evita que la gente tenga que emigrar en busca de empleo y abandonar temporalmente a su familia afectando con ello su entorno.
Hoy, por razones obvias, casi no existen campesinos y, por consiguiente, éstos tienen que partir en busca de empleo, y cuando finalmente lo encuentran, tienen que dejarlo, ya que sólo en camiones gastan 70 pesos y si su sueldo es de 100 pesos, la utilidad es prácticamente nula.
Es por eso que las mujeres tienen que salir en busca de trabajos domésticos ya que ganan más, pero el grave problema es que dejan a sus hijos al garete, y su educación se finca en la televisión, que en su mayoría vende violencia, sexo y cinismo, y eso se está convirtiendo en un verdadero problema que se reflejará en breve.
Por eso es tan importante crear proyectos de este tipo ya que evitan una cadena de problemas. De igual forma se contribuye de manera exitosa en el cuidado del medio ambiente y el agua, y como valor agregado se coadyuva a regenerar el desgastado ecosistema.
Cuando un turista llega a un nuevo sitio, es extraño que alguien considere todo el esfuerzo que se ha realizado para lograr consolidarlo, ya que existen cientos de manos que contribuyen para hacerlo una realidad.
Primeramente para descubrirlo, luego explorarlo, después se diseña el lugar para hacerlo acogedor y funcional para, finalmente, invertir mucho trabajo.
En este nuevo circuito de cenotes de Homún, decenas de personas hemos contribuido para hacerlo una realidad, desde rehabilitar caminos, hacer accesos, escaleras, palapas o reforestación por citar algunos ejemplos, hasta la misma capacitación de los nuevos industriales del turismo, quienes por generaciones fueron campesinos y, hoy, han optado por esta actividad llamada “la industria sin chimeneas” que repercutirá positivamente en el desarrollo de Yucatán.
Muchas gracias a todos los que nos han apoyado –por supuesto a De Peso con sus publicaciones- para que esta propuesta se convierta en una realidad.
Mi correo es [email protected] y twitter @sergiogrosjean
