Pedro Amador/De Peso
CHETUMAL, Q. Roo.- El taxista Yerley Alexis Uribe Díaz fue golpeado con un objeto, posiblemente una piedra o un palo, en la parte trasera de la cabeza, lo que le provocó una fractura en el cráneo y causó su muerte, reveló la necropsia; además, se supo que en la cajuela del taxi había manchas de sangre, lo que llevó a los ‘ministeriosos’ a creer que lo mataron en otro lugar y lo fueron a tirar en una brecha de terraceríam conocida como ‘Camino de las Torres’, en la comunidad de Xul-Ha.
Como oportunamente informamos, a las 7:00 de la noche del sábado reportaron un occiso en dicho poblado, ubicado a 20 kilómetros de esta ciudad, y a donde los ‘polis’ se dejaron caer; tomaron una brecha hacia el hotel Villas Lolita, avanzaron unos 300 metros y en una zona rodeada de vegetación encontraron el cadáver y un Nissan Tsuru, placas 79-14-TRY, marcado como el taxi 1351.
El ‘pitazo’ lo dio Elías ‘S’, un campesino que contó que minutos antes le dieron ganas de uixar y se metió al área verde, donde se topó con la dantesca escena; aclaró que por medio del Facebook se enteró de la desaparición de un ruletero y como el número de taxi coincidía con el que estaba abandonado en el monte, de volada avisó.
A 60 metros del ‘Tsurito’, al cual le faltaban las cuatro llantas, batería y estéreo, fue encontrado el cuerpo en estado de descomposición.
La cajuela estaba vacía y con manchas de sangre, lo que hizo suponer a los ‘ministeriosos’ que al taxista le dieron muerte en otro lugar y posteriormente lo trasladaron hasta donde fue hallado.
Fuera del coche encontraron los tapones de plástico de las llantas y detrás, tirado en el suelo, el tapete de la cajuela.
Según los peritos del Ministerio Público, el cuerpo tenía más de 72 horas de haber sido abandonado en ese lugar; en las pesquisas descubrieron que tenía una lesión en la región occipital.
Las Fiscalía General del Estado (FGE) indicó que continúa con las pesquisas del homicidio del ruletero con base en la carpeta de investigación 820/2018, abierta el pasado 14 de febrero, cuando la madre del occiso, Gina Magdalena Díaz Sánchez, denunció su desaparición.
