Agencias/De Peso
CIUDAD DE MÉXICO, Méx.- Una amplia red de prostitución que dejó millonarias ganancias, el portal “Zona Divas” estuvo en el ojo del huracán luego del brutal asesinato de cuatro venezolanas, una argentina y una mexicana.
El pasado 5 de abril policías federales lograron la detención en Playa del Carmen de ‘El Soni’, uno de los fundadores del portal, pero no es el único implicado en la creación de ‘Zona Divas’.
El portal Zona Divas fue fundado entre El Soni, El Toni y varias mujeres argentinas dentro de un table dance. Ambos hombres eran encargados de traer chicas extranjeras a México y explotarlas sexualmente, informó Letra Roja.
El imperio que ‘El Soni’ había construido comenzó a caer luego del brutal asesinato de cuatro venezolanas, una argentina y una mexicana.
LOS HOMICIDIOS
Kenny finol. Fue quemada con ácido. Su cuerpo apareció con huellas de tortura y el rostro totalmente desfigurado y abandonado en la vía pública en el municipio de Ecatepec.
Wendy Vaneska. Tenía en ese momento 26 años, apareció muerta con un tiro en la cabeza en el hotel Príncipe de la colonia (barrio) Escandón, de la Ciudad de México.
Katya. Tenía 28 años, su cadáver amaneció desnudo en el Hotel Estadio a un costado de la cama con las manos atadas a la espalda, golpeado brutalmente y rematado con unas tijeras de jardinería a la altura de la garganta.
Génesis Rodríguez: Encontraron el cadáver de la joven, tumbada sobre la cama, atada de pies y manos con su propia ropa interior y cinta adhesiva. Su cara estaba cubierta con una toalla y una almohada; alrededor de su cuello, una cuerda azul. Antes de morir estrangulada, el agresor la golpeó y le hizo varios cortes en el abdomen y en el cuello.
Andreina Elizabeth Escalona Leyzeaga. Murió cuando salía de un centro nocturno y hombres armados le dispararon desde un auto en movimiento en San Pedro Garza García, del estado de Nuevo León.
Karen Ailen. Su cuerpo apareció junto a la cama, una mancha de sangre regaba la tarima de madera artificial del Hotel Pasadena. Tenía un impacto de bala en la cabeza. Nadie lo escuchó. Detrás de aquella puerta fría de motel, estaban solas.
Con información de Letra Roja, La Silla rota, Infoabe y Vanguardia