Notimex/De Peso
OCOTLÁN.- La Fiscalía del Estado de Jalisco detuvo y vinculó a proceso a Ma. Guadalupe Eréndira “N.”, de 43 años de edad, quien presuntamente atacaba a golpes a su hijo de 10 años de edad, al que también obligaba a vender dulces en bares.
En un comunicado, el organismo autónomo señaló que el menor afectado era obligado por su progenitora a pedir limosna desde los siete años de edad, en diversos bares de Ocotlán así como en las plazas Principal y San Felipe.
Las indagatorias también confirmaron que el niño era forzado por la ahora imputada a vender chicles en la central y en los camiones, así como a trabajar de “cerillo” en tiendas departamentales.
Asimismo, lo obligaba a laborar como ayudante en las ladrilleras, e incluso el infante juntaba botes de aluminio y botellas de plástico, además de que limpiaba vidrios y hacía malabares en diversos cruceros de dicho municipio.
De igual forma se estableció que el dinero que obtenía el menor de edad, obligatoriamente se lo tenía que entregar a su madre, ya que en caso contrario, esta lo atacaba a golpes bajo la advertencia de que lo iba a asesinar.
La Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes fue quien detectó al infante en riesgo que además presenta huellas de violencia en diversas partes del cuerpo, por lo que dicha instancia interpuso la denuncia correspondiente ante la Fiscalía del Estado en el Distrito IV con sede en Ocotlán.
Esta representación social solicitó una orden de aprehensión contra Ma. Guadalupe Eréndira “N.”, por los delitos de maltrato infantil y lesiones dolosas.
Ante ello, agentes investigadores lograron la captura de la mujer, quien fue presentada de inmediato ante el juez de control para Adolescentes del IV Distrito Judicial.
Como resultado de la imputación que realizó la Fiscalía del Estado, la autoridad judicial consideró que existían suficientes elementos y dictó el auto de vinculación a proceso contra la madre, a quien le dictó medidas cautelares diversas por el término de un año, entre ellas la prohibición de concurrir a determinadas reuniones o acercarse a ciertos lugares donde esté la víctima.
Es importante señalar que el menor agraviado quedó bajo resguardo de la Procuraduría de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes.
