‘Suave’ condena a investigador degenerado

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Es un hecho que la perversidad no está relacionada con la falta de educación o la posición socioeconómica, si no miren a Mario Rebolledo Vieyra, quien con todo y sus doctorados en ciencias no deja de ser un vulgar pervertido.

Redacción/De Peso
MÉRIDA, Yucatán.- La juez de control Blanca Beatriz Bonilla González sentenció a 2 años 8 meses y 1 día de cárcel a Mario Rebolledo Vieyra por el delito de abuso sexual en agravio de su hija de 4 años a la que sometía a juegos eróticos y otras perversidades.

Rebolledo Vieyra es investigador del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) y uno de los tres investigadores mexicanos que participan en la Expedición 364 del International Ocean Discovery Program (IODP) y el  International Continental Scientific Drilling Program (ICDP) «Cráter de Chicxulub, Frontera Cretácico/Paleógeno”.

En la audiencia de lectura y explicación de sentencia, durante un procedimiento abreviado en la que confesó su delito, también se le impusieron la pérdida de los derechos de familia; el pago de la reparación del daño moral por la cantidad de 20 mil pesos; la reparación del daño material por 56 mil 586 pesos, y si hubiera alguna cantidad de más a cubrir deberá ventilarse ante el juez de ejecución de sentencia mediante el trámite correspondiente.

También se le prohibió acercarse a la víctima; se le amonestó públicamente; se le suspendieron sus derechos políticos, pero tiene derecho a la sustitución de sanciones.

El imputado, sin el propósito de llegar a la cópula, ejecutaba en su hija actos lascivos, pues la desvestía y cometía sus fechorías.

Es el caso que el 4 de diciembre de 2014, aproximadamente a las 5 de la mañana, la denunciante escuchó un ruido como si se hubiera abierto la cerradura de la puerta de miriñaque que separa la escalera de los cuartos, ante lo cual la denunciante salió para ver quién era, percatándose que era su esposo, preguntándole qué pasaba, contestándole que se le habían olvidado las llaves de su vehículo.

Sin embargo, vio a su esposo entrar al cuarto de su hija y luego escuchó el llanto de la menor, por lo que a ir a ver lo que le pasaba, notó que no tenía pijama y ropa interior, por lo que le preguntó qué le había ocurrido, pero la niña se encerró en sí misma.

Posteriormente, 7 de diciembre del mismo año, cuando la denunciante estaba bañando a la menor y le lavaba los genitales, la menor le dijo que le dolía la vagina, preguntándole si alguien la toca, contestándole que sí, pero no le dijo quién.

La menor comenzó a presentar conductas extrañas, pues despertaba llorando por las noches pidiendo a su madre, de la cual no quería separarse, andaba temerosa, lloraba con facilidad y otras veces se portaba huraña.

La menor fue llevada con profesionales en psicología, los cuales concluyeron y coincidieron en que la menor ha vivido una situación emocionalmente traumática cuya naturaleza muestra ser de carácter sexual proveniente de la figura del padre.

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