La pelea del morbo y el ‘factor’ yucateco

InicioEspecialesLa pelea del morbo y el ‘factor’ yucateco

Juan Carlos Gutiérrez Castillo/DePeso
MÉRIDA, Yucatán.- Todo comenzó a finales de 2007 o inicios de 2008, no recuerdo bien. Quien apretó el gatillo fue el experimentado reportero y profundo conocedor oaxaqueño, José Luis Camarillo, quien desde la redacción del Diario Esto en la Ciudad de México entrevistó vía telefónica en Guadalajara a su ex compañero de trabajo y ya consumado agente internacional de boxeo yucateco, Rafael Mendoza Realpozo.

Mendoza, a través de su elocuente y preciso verbo dejó ir la primera bala que activó el duelo mediático entre su entonces representado, el aún desconocido Saúl «Canelo» Álvarez y Julio César Chávez Jr., quien a la sombra de su apellido y de la egregia figura de su padre era ya conocido por ser «el hijo de» y por la polémica y cuestionables resultados de sus peleas en las que a sus finales, su padre subía a las gradas a rompérsela con quien criticase los fallos en favor de su junior.

Palabras más, palabras menos, Mendoza (el hombre que más sabe de boxeo en México en todos los aspectos), con la seguridad que da la experiencia retó en las páginas del Esto a Julito y a su equipo, a través de Camarillo, a encerrarse en un ring con el desconocido pelirrojo de Guadalajara, asegurando que le iba a dar una felpa.

La bala de respuesta llegó algunas semanas después, el jueves 6 de marzo de 2008 en Cancún, donde Julio papá, al ver a Camarillo le reclamó, muy a su manera, lo publicado entre insultos y mentadas de madre hacia Mendoza, dejando sorprendidos a más de uno, entre ellos al fan yucateco Juan Bautista Gutiérrez Díaz, quien al conocer quién era en verdad el «César del Boxeo», prefirió abstenerse de pedirle un autógrafo y esperar a ver la pelea por el campeonato mundial completo que tuvo lugar dos días después ahí.

Las «balas» de Chávez hacia Mendoza no fueron publicadas, pero ya había iniciado el pique que poco a poco, por la similitud de pesos y el meteórico ascenso de Álvarez y la permanencia de «Julito» en los reflectores se fue acrecentando para tomar una pausa tras varias negociaciones para hacerlo realidad. Hoy día, el «Canelo» (con quien Mendoza prefirió dejar de colaborar), por méritos propios y ahora también, como Chávez, cuidado por una campaña que aplica aquel axioma boxístico de «al taquillero hay que cuidarlo con todo», está en una situación mucho mejor que la del junior.

También está listo para protagonizar no la mejor pelea, ni siquiera la más esperada, pero sí la más promovida y mediática de la que se tenga memoria en México y quizás en la historia del boxeo, tomando en cuenta que las redes sociales no existían en las épocas de Dempsey, Louis, Alí, Leonard y que cuando la pelea Mayweather-Paquiao se dio, ambos ya venían cuesta abajo.

Del lado de «Julito» también hay, aunque de manera muy subrepticia, un factor yucateco que ni él mismo sabe y es que su entrenador, Don Ignacio «Nacho» Beristáin fue, en algún momento recipiendario de los excelsos conocimientos de otro grande, como Don Jesús «Cholain» Rivero. Rivero, entre finales de 1993 e inicios de 1994, a solicitud de Mendoza, quien le veía a nivel internacional la carrera de Miguel Canto, aceptó sumarse al campo de trabajo de Humberto «Chiquita» González, para la segunda pelea de su trilogía contra Michael Carbajal.

En las montañas de California, «Cholain» encabezó el trabajo técnico que se hizo para esa segunda pelea contra el ponchador de Arizona, aunque con el acuerdo de que nadie sabría de su presencia, y que mucho menos subiría a la esquina por las agrias rencillas existentes entre él y José Sulaimán, entonces presidente del CMB, organismo que sancionó el combate y evitar así un desaguisado en un fallo por decisión como finalmente se dio y que correspondió a la «Chiquita». Beristáin, admirador y tipo muy respetuoso de «Cholain» desde los tiempos de Miguel Canto, abrevó por esos días del profundo conocimiento técnico de Don Jesús y supo aplicarlo durante la pelea (como gran estratega de la esquina que es), para llevar a González a desquitarse de Carbajal y recuperar la corona mundial minimosca.

Hoy, en Las Vegas, algo de la escuela de Rivero podría verse sobre el cuadrilátero, sea del lado de Beristáin, o bien del del «Canelo», cuyo manejador, José «Chepo» Reynoso y su hijo Edison, también conocieron el trabajo de Don Jesús, cuando éste los apoyó con su pupilo, Óscar «Chololo» Larios en los primeros cinco años de este siglo, cuando el sabio yucateco vivió en Guadalajara a invitación de Mendoza Realpozo. «Ciertamente, Don Jesús hizo y dejó escuela en Guadalajara», reconoció «Chepo» Reynoso en julio de 2010 a este reportero en una función de boxeo en el Domo del Mar de Ciudad del Carmen, Campeche.

Y mientras llega la hora del primer campanazo de esta pelea, de la que mucho se ha dicho y de la que quizás mucho se dirá después, dependiendo de cómo termine, hay que hacer votos porque su final sea, gane quien gane, derecho y legítimo.

Porque si la «mano negra» disfrazada de «sorpresa» hace salir adelante a un «Julito» de ya 31 años, sobre un real grandes ligas, pero innecesariamente cuidado de 26, o a éste sobre el junior, sea para una «revancha» o para no quebrar a los apostadores, el boxeo habrá dado un paso más, uno muy firme, hacia su desaparición como un espectáculo serio (de una u otra manera aún tiene algo de eso), para abandonar a las arenas y dirigirse a una carpa de circo y hacerle competencia a la UFC o a la lucha libre.

(Foto: aztecadeportes.com)

Síguenos en

Síguenos en nuestro canal

- Publicidad -

LO MÁS LEÍDO

salida de auto en Motul

‘Chistecito’ cerca del relleno

Redacción De Peso MOTUL, Yuc.- Luego de salirse de la vía, el conductor o conductora de una camioneta Voyager con placas YZB383A huyó del sitio. El...